Blog sobre libros cuya temática son
las drogas y la subcultura que se crea a partir de ellas.

sábado, 21 de febrero de 2009

PRÁCTICA 2: TUENTI Y OTRAS REDES SOCIALES

LA TRAMPA DE LA ARAÑA









La naturaleza del ser humano, proclive a la relación social y a las interdependencias jerárquicas, no responde a una concepción de profundo civismo. El humano es un ser con miedos muy profundos, con fobias histéricas y con manías autodestructivas, aunque él no lo sepa. De ahí mismo nace esa logísitca social que ha creado a lo largo de siglos de evolución. No pretende ser sofisticado cuando se relaciona con los demás, solamente quiere reprimir esa sensación de profundo abismo que le produce la soledad. Solamente quiere eliminar las horas insportables de hábitat consigo mismo. Los humanos no nos soportamos entre nosotros, pero mucho menos a nosotros mismos. Tenemos que llenar los silencios (estado natural del lenguaje) con palabras insulsas y vacías de sentido. Nos vemos en la necesidad de relacionarnos con ese otro extraño, muy diferente a mí, que no soporta, para evitar la reflexión, el ensimismamiento y el conocerse a uno mismo.

La sociedad actual vive en un mundo en el que el silencio debe ahogarse con mensajes comerciales inútiles. Si existe el silencio, las multinacionales habrán perdido la batalla por nuestras almas. Todo lo que ha dicho arriba el creador de Tuenti, Zaryn Dentzel, es una mentira. Con esta nueva tecnología, no se pretende allanar el camino a las personas para su comunicación, sino romper los lazos que las unen y acrecentar, así, las distancias entre ellas. El problema de las redes sociales es que no tienen una función única para el pueblo, sino para los grandes propietarios. Nos embotan los sentidos con mensajes que nos despiertan necesidades que hasta hace dos días no teníamos. Si yo no necesito un móvil nuevo o un reproductor de música nuevo, ¿por qué me molestan constantemente con promociones de objetos que ya tengo, pero con una nueva función mínimamente actulaizada? Las redes sociales se convierten en telarañas en el momento mismo en que median con las agencias de publicidad, en el moento mismo en que ceden o venden los derechos de los usuarios que estamos registrados en ellas. Y, como podemos apreciar en todas estas redes (Tuenti, Facebook o el caso extremo, Twiter), la publicidad está presente en sus componentes desde un principio.

"El silencio también estaba en vías de
extinción. Uno no podía librarse de las
radio, los televisores encendidos, los estridentes
anuncios que muy pronto se infiltrarán
incluso en vuestras conversaciones
telefónicas privadas. Se trataba de un nuevo
producto ofrecido por Bouygues Telecom:
el teléfono gratuito a cambio de interrupciones
publicitarias cada 100 segundos.
Imaginad: suena el teléfono, un policía
os comunica que vuestro hijo acaba de
morir en un accidente de coche, os echáis a
llorar y, al otro lado del hilo telefónico,
una voz canta: “Con Carrefour, salgo ganando”.

FRÉDÉRIC BEIGBEDER

13'99 EUROS

Yo me crié en la calle, en el juego de acción-reacción. El viento me acariciaba la cara mientras jugaba a las chapas o al cu-cú trás. Yo no me encerré en casa delante del ordenador a chatear o a cotillear las fotos de los amigos, cuando les podía preguntar en persona qué es lo que habían hecho el fin de semana pasado. No estropeé mi retina frente a la pantalla del ordenador, sino que me recreé la vista con atardeceres hermosos y los oídos con el canto de los pájaros.

Ahora todo ha cambiado. Tengo una cuenta de Tuenti por que mis relaciones sociales me han obligado a ello. ¡Hasta en las más nimias conversaciones de baño salía el Tuenti como protagonista! Por ese motivo tuve que ceder y abrazarme voluntariamente a la alambrada digital, mientras los píxeles arañaban mis ojos y mis oídos olvidaban poco a poco el graznar del pichón. Me convertí en un eslabón más de la cadena social, como lo haré, irrmisiblemente, dentro de muy poco cuando me incorpore al mundo laboral. Tuve que hacerlo, pues todos mis mejores amigos tenían una cuenta. En algunos momentos me ha venido a la mente la idea de cancelar dicha cuenta, pero me han llegado testimonios de amigos que lo han hecho y no les ha sido fácil. Para ello, deben ponerse en contacto con el administrador. No solo eso, sino que cuando se ven privados de esa cuenta, no pueden resistir la sensación de conexión que tenían antes y se vuelven a enganchar. Por eso aún no he cancelado mi cuenta, para no verme en la triste y patética situación de sentirme vacío sin ella.

Con el Tuenti o el FaceBook, nos acostumbran a estar encajados/esclavizados a una red de interconexiones. Desde adolescentes nos enseñan que uno no merece la benevolencia de la sociedad si no se niega como individuo y elimina todas las ventajas de la sociedad. Evita pensar como una sola pieza, evita respirar descoordinadamente de los demás, para así ser beneficiario de una extensa lista de comodidades y corazas que llenan tu existencia de una felicidad inextinguible.

Luego, por supuesto, hay excepciones, aberraciones, que usan estas redes como instrumento de denuncia social o para algo tan miserable como crear arte. Con la fotografía o la ilustración que minorías suben a algunas redes, se expresan sentimientos muy denigrantes y poco proclives para la sociedad tan perfecta y que las multinacionales y los gobiernos pretenden crear.

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